La importancia de llamarse Tomás Jesús Yarrington Ruvalcaba es haber tenido hasta octubre ocho escoltas pagados por el Estado a pesar de llevar cinco años prófugo. Exactamente el doble de importante que su sucesor al frente del Gobierno de Tamaulipas, Eugenio Hernández, también prófugo, que tenía cuatro. La importancia de apellidarse Yarrington fue poder poner los pies en la mesa del rancho de George Bush, cuando eran “compadres”, como lo definió el gobernador de Texas antes de convertirse en el 43º presidente de Estados Unidos.
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