Es saludable que se atreva uno a decir “no me gusta”, en el tiempo del “me gusta”, porque de ese modo se rompe el árbol de la complacencia. Javier Marías suele cumplir esa función, entre nosotros. Entre los ingleses tenían a Christopher Hitchens: se establecía una corriente, él iba por el otro lado. Aquí ha habido otros contradictorios, pero en este momento Marías, a juzgar por lo que es atacado, debe ser el adalid de los que se atreven a llevar la contraria. En un libro de Guillermo Cabrera Infante, que fue amigo de Marías, por cierto, se habla de una tribu, probablemente norteamericana, que se llama Los Contradictorios, que hasta se sientan al revés, para darle la razón a su denominación y a su origen.
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