Llegó el verano, y con él el festival de la ensaladilla. De tapa en la barra del bar, de ración en el chiringuito o de primer plato en casa; al fresco del balcón, en el camping o en la nevera portátil que llevamos a la playa -¡peligro!-, la ensaladilla rusa es reina y señora del verano. Fresquita y recién sacada del frigorífico, seguramente esté en la lista de los grandes placeres estivales, mano a mano con beber cerveza en porrón y limpiarte la arena de los pies.
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